jueves, 28 de octubre de 2010

La empleabilidad

Nos situamos en una comunidad, la canaria, con una población alta de jóvenes que, a su vez, representan el mayor nivel de paro, especialmente en el caso de mujeres jóvenes. Además, con un tejido productivo caracterizado con empleos temporales, con baja remuneración y con baja cualificación que genera subempleo, en el caso de los universitarios Todos estos aspectos contribuyen a una ausencia de motivación hacía la formación por parte de los jóvenes y adultos.
Sin duda, todos estos elementos contribuyen a una posición más conservadora de los jóvenes incrementando su dependencia al entorno familiar debido a la disminución de su capacidad económica salarial y a las dificultades de acceso a una vivienda.
Desde luego, que la situación es lo suficientemente alarmante y demanda una solución que facilite el camino de los jóvenes y adultos hacia el empleo.
Y en el caso, de los emprendedores o autoempleo, éstas no se orientan hacia los nuevos yacimientos de empleo sino que afloran en el sector servicios y construcción que ocupan el 85% de la población canaria trabajadora.
Todas las medidas a desarrollar deben partir de entender la prevención del desempleo y la empleabilidad.
Prevención ante el paro y tratamiento al considerarlo como enfermedad social que repercute en la población. En este sentido, la empleabilidad podemos definirla como la actitud para encontrar o mejorar un empleo, dependiendo de tu formación inicial y de las competencias personales y profesionales adquiridas dentro de un mercado laboral altamente competitivo y en continuo cambio. En eso consiste la empleabilidad: en la capacidad de las personas de mejorar su vida profesional en el entorno laboral.
La capacidad de empleabilidad de una persona es el fruto de unas características de comportamiento que combinan elementos racionales-como la agilidad mental y los conocimientos- y elementos de naturaleza emocional-como la actitud flexible, la capacidad de relación o la inteligencia emocional-.
El fomento de la empleabilidad sujeta a una economía cada vez más cambiante requiere de una mayor dedicación en el capítulo del aprendizaje permanente y reciclaje laboral, así como acertar  en el proceso de intermediación entre la oferta y demanda.
Las personas han de encontrar una garantía de estabilidad laboral en la empleabilidad, que permita una mayor cualificación y que sea versátil, es decir, que acceda a diferentes cualificaciones a lo largo de su vida profesional. La vida laboral para que pueda desarrollarse sin incertidumbres, precisa ser realimentada constantemente con nuevos conocimientos y especializaciones. Cada vez es más necesario aprender a combinar competencias diversas y no aferrarse a una profesión para toda la vida.
En este proceso intervienen tres factores: (1) la oportunidad-posibilidad de estar en el lugar y en el momento adecuado para acceder a un puesto de trabajo-, (2) la concurrencia-marcada por el número de personas que buscan un empleo-, y (3) la competencia- capacidad de cada persona de desempeñar un puesto de trabajo-.
No sólo los trabajadores tienen que reflexionar sobre su empleabilidad. Sin duda, el  empresario puede y debe contribuir a fortalecer en la empresa una serie de valores como aumentar las oportunidades de promoción interna, incrementar la satisfacción subjetiva-autoestima, reconocimiento, sentimiento de pertenencia-, impulsar la formación y cualificación profesional, lograr una política retributiva equitativa y mejorar el ambiente laboral.
Como es conocido, toda capacidad se adquiere y está ligada a un proceso de aprendizaje que le permite posicionarse favorablemente en el mercado laboral.
Ante la dura y cruel realidad del paro, parece necesario un sistema de protección al desempleado que incite a extremar su actitud positiva en la búsqueda de un empleo: así también se aumenta, en definitiva, la empleabilidad de la población.
El desarrollo de la empleabilidad va a permitir mejorar las condiciones de acceso al empleo y va a favorecer el mantenimiento del empleo y la gestión del desarrollo profesional de la persona.
La incorporación al mercado laboral es una cuestión prioritaria en nuestra sociedad. Así les resultará más fácil encontrar un empleo a aquellos que construyen una nueva mentalidad centrada en el fomento de sus propias capacidades (una actualización permanente). Para ello, la formación y el desarrollo racional y emocional de la persona se convierten así en las claves para la conquista de la empleabilidad.
En esto se debe concentrar la fuerza y que no sea solamente la disminución del desempleo la prioridad de cualquier gobierno.
En la actualidad existe un Instituto de Cualificaciones Profesionales, que podrá validar y reconocer un saber -competencia técnica-, un saber estar-competencia participativa-, un saber hacer- competencia metodológica- y un saber ser-competencia de personalidad-. Este se podrá convertir en el verdadero instrumento de racionalización del complejo mapa de oferta formativa.
Por todo ello, recomendamos que antes de iniciar cualquier proceso de cualificación, conviene informarse sobre sus posibles salidas profesionales y la elaboración del circuito o itinerario formativo que debe permitir una mayor adquisición de conocimientos y competencias laborales. No te olvides de que tú serás el responsable de construir tu propia infraestructura formativa. Este proceso exige el establecimiento de un canal de comunicación fiable para informar.
El desarrollo de tu empleabilidad repercutirá en la adquisición de nuevos valores como: mayor autoestima, independencia, curiosidad intelectual y tenacidad. Además permitirá una visión objetiva de la evolución profesional y una autogestión de la propia trayectoria laboral que potenciará tu posicionamiento ante el mercado de trabajo.
El proceso de aprendizaje será más eficiente cuando las personas lo dirigen y lo adaptan a sus circunstancias, necesidades y motivaciones.
Así que más vale ponerse manos a la obra y no dejarnos dormir esperando a que llegue el problema del desempleo.

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